No ha lugar

No ha lugar es una exposición de las artistas Noesasi (Córdoba, Argentina) y Rosana Antolí (Alcoi, España) fruto de la experiencia del proyecto Residencias y que a partir del día 14 de Agosto se podrá ver en las salas y patios del Centro Cultural España Córdoba (CCEC) hasta el 3 de Octubre, basada en los registros de una serie de acciones  llevadas a cabo en lugares emblemáticos de la ciudad, así como en la instalación de los objetos que se emplearon en éstas y a los que las artistas darán un nuevo significado al colocarlos en un escenario distinto.

 

 

La conquista de lo imposible

No ha lugar es una expresión del lenguaje jurídico para declarar que no se accede a lo que se pide o que no se dan las condiciones para algo, es un término técnico y aséptico. Entonces, ¿por qué titular de está manera una exposición de arte?Precisamente porque la propuesta de Rosana Antolí y Noesasi está íntimamente ligada a las cosas que suceden en escenarios aparentemente imposibles para el arte, a cosas que parecen estar bordeando la locura y el absurdo.

 

El arte en la vía pública, si no tiene fines publicitarios, no ha lugar y sin embargo sucede, a pesar de todo. El fracaso es un concepto que en nuestras sociedades exitistas no ha lugar y sin embargo existe, por más que lo queramos ocultar ante los demás.La burocracia, la competitividad o la vergüenza nos hacen alejarnos y, si es posible, salir corriendo en dirección opuesta a todo lo que pueda dejarnos expuestos.Probablemente sólo un artista tendría el valor de enfrentarse a ello en un espacio público y a plena luz del día . Solamente a un artista se le ocurriría trabajar de manera premeditada con elementos incontrolables y en eso se basaron muchas de las acciones realizadas.

 

No ha lugar habla de la valentía de  llevar a término aspiraciones irrealizables, sabiendo que éstas pueden culminar en estrepitosos fracasos y no por ello resignarse a no intentarlo, habla de la dignidad y la alegría en un mundo de claudicaciones, habla de brindar la posibilidad de ser parte activa de un proceso artístico con nuestras propias manos y no únicamente como espectadores pasivos en una sala de exposiciones.

 

Pero si hay una cosa sobre lo que éste proyecto habla, es sobre la utopía.La utopía es ese lugar que está fuera de lugar, el ningún-sitio, ese espacio ideal en el que se abre la posibilidad de ser crítico, en el que lo que vemos, lo que decimos e incluso lo que pensamos, no tiene por qué ser como aprendimos que debía ser, si no como desearíamos que fuera.

¿Pueden unas cuantas piezas de arte interferir o cambiar algo de nuestros problemas cotidianos? ¿Verdaderamente podemos posar esa carga tan pesada sobre los hombros del Arte, o más bien de los artistas?  Estamos en proceso de averiguarlo y como la utopía, de la que hablábamos hace solo un momento, tiene mucho que ver con la espera activa, es decir, con la esperanza, no perdemos la misma. Aunque si finalmente la respuesta a todas estas preguntas es negativa, no se preocupen, con este proyecto hemos aprendido a incorporar el error y el fracaso como parte del proceso creativo. Lo mas probable es que estas preguntas no han lugar.